viernes, 12 de marzo de 2010

¿Será que escribir consuela?...Cómo un té de manzana con canela


Anoche una nota de Vanessa Rolfini en facebook me llevo al blog lapequecomeflor.blogspot.com, y la nota donde narra la historia del fundo de sus abuelos, revivió un doloroso recuerdo que llevo día a día en lo más profundo de mi alma. Esos episodios a los que buscamos una explicación sin conseguirla y que nos llevan a la terrible realidad que vive nuestro país.
¿Porque la pequeña Venecia tiene que vivir esta Anarquía Barbárica?, ¿donde esta ese Venezolano tan lleno de buenos sentimientos?, que por ser como era, nos hacia el país más feliz del mundo, sin importar las circunstancias.
Hace muchos años leí el libro Paula de Isabel Allende, y la conclusión fue que escribir es capaz de librarte de la locura causada por un dolor muy grande. Después, mi vivencia me hizo entender que una taza de té manzana con canela también puede hacer mucho para ayudarte a superar un gran dolor.
Hoy creo que escribir puede además ayudarte a mover conciencias; así como tener acceso a un té manzana con canela puede mejorar la sensación de pánico en el que puedes encontrarte en un momento determinado.
Hace 17 años el hombre más maravilloso del mundo, ese que todos los días le doy gracias a la vida de habérmelo regalado como papá, decidió retirarse a un lugar bello y mágico, ubicado en el estado donde nació, y de donde había salido 40 años antes. Su destino era Yaracuy, con el color verde único que posee y el clima suave que te envuelve y hace sentir abrazado.
Eligió Yaracuy no solo por su belleza, sino por considerarlo seguro y amigable para un retiro de una vida muy agitada y de mucho trabajo. Mi papá compro una finca arenera con más de 1.000 hectáreas, toda destruida y abandonada; y construyo poco a poco y con mucho esfuerzo una casa rustica que el adoraba.
Se encontró que su finca tenía un pueblo muy desasistido al que donó sus tierras para que el gobierno de turno le hiciera vialidad y servicios, el pueblo tenia luz eléctrica y mi papá se surtía de una planta. Les permitió que cultivaran sus tierras sin ningún inconveniente, el solo quería la paz y tranquilidad que "Haticos Caicara" le brindaba.
Toda la historia fue maravillosa, mi papá disfruto muchísimo sus días acompañado de la naturaleza y me decía que mi hija solo conocía gallinas de la we, que Caicara le permitiría conocer gallinas autenticas y esa era una vivencia invalorable.
El tiempo libre le permitió ser la tercera finca en Venezuela en obtener cédula de su tierra, con toda la prueba de que siempre fueron privadas y nunca pertenecieron al Estado, cosa que más adelante demostró ser solo una pérdida de tiempo y dinero, absolutamente inválida en el régimen Anárquico Barbárico que tenemos.
Un día, hace siete años las cosas cambiaron, ese pueblo de gente maravillosa cambio y se volvió “revolucionario”. Repentinamente empezó a ver al Sr. Alcina como el terrateniente oligarca, y se volcó contra su propiedad y sus sueños de retiro tranquilo disfrutando de la naturaleza.
Mi papá obsesivo con las cosas hechas de la forma correcta, acudió a las autoridades, que respondieron ajustados a la ley, y mi papá ilusamente pensaba que eso era suficiente, sosteniendo que “ellos se van a dar cuenta que no tienen razón”.
La última vez que hablamos me dijo que el tribunal había emitido la orden de desalojo y que el problema a su juicio estaba arreglado, yo le creí, pensaba que la ley decía que todo estaba arreglado.
A las diez de la mañana del día siguiente repico mi teléfono y mi tío Hugo, hermano menor de mi papá me daba la peor noticia de mi vida, a mi papá lo habían asesinado en su paraíso Haticos Caicara, la esposa de mi papá- compañera fiel- fue asesinada también, y dos hombres buenos que trabajaban con él, en el día a día de Caicara, también fueron asesinados.
Yo sé que mi papá no era un hombre que aceptaba las injusticias y decidió morir por sus creencias, pero eso no tapa la realidad en la que todos estamos inmersos, una realidad Anárquica y Barbárica de difícil solución.
Cuando leí el blog anoche sentí que esa realidad está muy cerca y mi sensación de pánico es indescriptible, ahora un terrateniente oligarca no es el de las mil hectáreas es el de tres hectáreas y pronto será el de 90mt, eso te lo dicen los acontecimientos.
Mi dolor lo llevo con migo día a día sin permitir que me paralice, y las enseñanzas de valor y decisión con las que crecí me acompañan. Claro, siempre con una taza de té manzana canela, capaz de consolar mi alma y darme ánimo para seguir adelante.